Si no es abrazados, bajo el manto de amor que por herencia nos ha dejado nuestro amado Armando, no hay forma ni manera de atravesar este tiempo de despedida.
Desde el otro lado del río, su figura y su andar lento como su hablar, se desdibuja su alegría por caminar hacia el encuentro con su Amado, donde él sabía que iba a estar a salvo y al seguro por la eternidad.
🙏 Honraremos tu herencia de amor ágape, como tú me enseñaste: siempre listos para responder responsablemente ante la pregunta de Dios: “¿Dónde está tu hermano?”
Tu enseñanza fué redonda, completa, cósmica y profunda, vital.
Armando Rojas Guardia, querido hermano mayor, honraré tu memoria y todo el amor fraterno que en el tiempo perfecto de Dios, nos dimos.
Imágen: Cuando entramos a la iglesia, nos sorprendió mucho la luz del sol que desde lo alto bañaba con rayos brillantes la nave principal, donde se llevaba a cabo la ceremonia ortodoxa de presentación de un bebé a Dios.
Armando Rojas Guardia se sentó en silencio a un lado del altar y fué uno en oración y maravilla ante tal evento. Yo, embelesada por la escena tan conmovedora: el niño y Armando bañados en luz de gozo y silencio.
No sé de donde tuve la prontitud de tomar la foto y de captar en pixels este momento sublime y escencial.
Gracias siempre hermano mayor, querido Armando, es solo un hasta luego, porque todos estamos de paso y somos extranjeros y peregrinos en esta tierra.
Ahora, como siempre esperaste, estás “a salvo y al seguro”.
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